Utilizando imágenes de época, un montaje dinámico y testimonios contemporáneos, el intenso documental Luigi De Gregori – Salvare la Creatura saca a la luz la labor del bibliotecario Luigi De Gregori. A pesar del caos y las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial en Italia, De Gregori consiguió proteger el patrimonio cultural literario del país arriesgando su vida.
Estamos en Roma, en 1936. La guerra es inminente y el gobierno italiano pone en marcha un plan de protección antiaérea para salvaguardar los tesoros culturales de la nación. Luigi De Gregori, bibliotecario de fama internacional, recibe el encargo de defender el patrimonio bibliográfico más preciado de la capital, e inicia la búsqueda de escondites seguros.
Con el estallido del conflicto en 1939, los bibliotecarios, cuenta Andrea Paoli en su libro Salviamo la creatura, están preparados: se habilitan refugios, principalmente castillos y abadías a lo largo de la cordillera de los Apeninos, para custodiar el patrimonio. A partir de 1942, sin embargo, la situación se precipita. Los Aliados, con bases en el norte de África, bombardean el centro-sur y desembarcan en Sicilia. Los libros, incluso los ya protegidos, corren ahora peligro.
Comienza una compleja operación de traslado para salvar medio millón de volúmenes. Pero en 1943, con el armisticio y la invasión nazi, los libros no sólo corren el riesgo de ser destruidos, sino también de ser robados por los nazis, conocidos por su hambre de arte. Gracias a una red informal, los bibliotecarios italianos, bajo la dirección de De Gregori, ponen en marcha lo que Simonetta Buttò, antigua directora de la Biblioteca Nacional de Nápoles, denomina un «plan de protección elástico»: cada director se convierte en un custodio inventivo, adaptándose a los retos de su territorio para salvaguardar la cultura.
En estos años cruciales, De Gregori arriesgó su vida ocultando los volúmenes más preciados de la biblioteca vaticana y convirtiendo en su misión, como escribió en una carta, «salvar a la criatura» de la cultura italiana. Su labor, que continuó incluso después de la liberación de Roma y durante la reconstrucción, le valió el título de «hombre monumento de Italia» en el sector de las bibliotecas. Las reflexiones de Vincenza Iossa, tercera entrevistada en el documental, ponen de relieve la integridad moral de un hombre que antepuso la cultura y el patrimonio colectivo incluso a su propia vida.
Encuentro con el autor Al final de la proyección, el autor estará presente en el auditorio para encontrarse con el público y hablar de la génesis y realización del documental. Será una oportunidad única para conocer mejor el relato histórico y el significado profundo de esta obra dedicada a la defensa de la cultura.