por Francesco Volpi
A pesar de los muchos años de catalogación de libros antiguos en la Biblioteca Casanatense y a pesar de que los fondos ya conocidos son ricos en ediciones raras, uno se complace en darse cuenta de que la posibilidad de toparse con textos de precioso valor que uno desconocía está siempre a la vuelta de la esquina.
Sin duda, esto tiene su origen en la función de control que la Orden de Predicadores ejercía sobre las publicaciones de todo tipo,
desde la teología, por supuesto, a los escritos científicos, e incluso a temas como la arquitectura (por ejemplo, los textos sobre palacios y monumentos franceses de la época revolucionaria, no eran ciertamente apreciados, y se señalaba como prohibida su lectura). Esto ha permitido, en más de siglo y medio de actividad de los padres bibliotecarios casanatenses, reunir fondos bibliográficos variados y, en ocasiones, únicos.
Y, hablando de «redescubrimientos» felices y singulares, un ejemplo de ello es la Sinarum scientia politico-moralis del padre jesuita Próspero Intorcetta (Piazza Armerina, 1625 – Hangzhou, 1696), que participó en la misión a China de 1659 a 1669, para regresar allí definitivamente en 1673 hasta su muerte.
La importancia de la obra, reconocida aún hoy (expuesta en 2006 en el Museo Nacional de China con motivo de la exposición Continente Sicilia: 5.000 anni di storia), reside en el hecho de que contiene el texto que introdujo por primera vez a los europeos en el pensamiento filosófico de Confucio. Además, hasta la fecha, existen muy pocos ejemplares en el mundo, de los que se podrá encontrar un censo en la próxima publicación del profesor Noel Golvers, de la Universidad de Lovaina, A census of Prospero Intorcetta, Sinarum Scientia Politico-Moralis, a la que he aportado una pequeña contribución relativa a nuestro ejemplar.
Otra peculiaridad de la edición, para los amantes de la bibliología: el texto se compone de una primera parte impresa en Cantón (Guangzhou) en 1667 en delicado papel de arroz, que contiene la traducción parcial con texto chino enfrentado de la doctrina confuciana de los medios justos (Zhongyong); y una segunda parte, en la que se da la vida de Confucio, impresa a la manera europea, en Goa, el 1 de octubre de 1669.
El padre Intorcetta, Yn-to-Ce, como le llamaban en China, regresó a Italia en 1671 vestido como un sabio chino (pelo largo y caído, tocado y abanico, como se representa en el retrato de autor anónimo conservado en la Biblioteca Municipal de Palermo), y además de la Casa Professa de Palermo, donde se había criado como jesuita siciliano, visitó la Casa Professa romana de la Piazza del Gesù, a la que donó un ejemplar de su obra, como atestigua el ex dono authoris de la portada.
Y es precisamente esta copia la que hoy conservamos en el Casanatense (CIC.O.I.11). Pero, ¿cómo ha llegado hasta nosotros? Y aquí volvemos a nuestros predecesores dominicos. Muy probablemente, tras la supresión de la Compañía de Jesús, que ya se había producido en algunas partes de Europa y que fue ratificada por Clemente XIV con el breve Dominus ac Redemptor de 21 de julio de 1773. Gracias al mencionado papel de preeminencia, pero también, por qué no, a la sensibilidad libre de prejuicios confesionales de los prefectos y bibliotecarios casanatenses a la hora de valorar la importancia de un texto, la Sinarum Scientia Politico-Moralis de la antigua biblioteca jesuita pasó a formar parte, «ex tunc et in perpetuum», de la colección casanatense. Se puede encontrar un apoyo parcial a esta hipótesis en la Bibliothecae Casanatensis Catalogus Librorum Typis Impressorum (1761-1797) de Audiffredi, en la que la obra se menciona en el volumen IV, lo que al menos descarta la posibilidad de que el volumen entrara en la biblioteca después de su publicación.