Arqueología Casanatense

por Serena Paolini y Eleonora Vatta

Arqueología Casanatense

Característica de los siglos XVII y XVIII es una visión enciclopédica de la cultura, que se plasmó también en la creación de colecciones tanto privadas como accesibles al gran público, compuestas por objetos de interés histórico-artístico, arqueológico y científico, así como por curiosidades naturales y exóticas. En este contexto se inscribe también la actividad de los Padres Dominicos de la Minerva, que perseguían el objetivo de incrementar el patrimonio bibliográfico de la Biblioteca Casanatense y, al mismo tiempo, enriquecer sus colecciones en un sentido museístico. La plena realización de este objetivo llegó con el prefecto Giovan Battista Audiffredi (1714-1794), anticuario, numismático y coleccionista de hallazgos arqueológicos, además de naturalista y astrónomo, a quien se debe la idea de crear un museolum ubicado dentro de las salas de la Biblioteca.

Aquí se recuperó la pequeña parte restante de objetos de interés arqueológico de diversa procedencia y origen. De este conjunto extremadamente heterogéneo se derivaron dos itinerarios temáticos, a saber, Lucerna y Materiales de contexto etrusco (exvotos y formas vasculares).

LUCERNE

La lámpara de aceite se originó en torno al II milenio a.C. como instrumento práctico de iluminación. A lo largo de los siglos, sufrió evoluciones técnicas y formales que, de perfiles abiertos («en forma de cuenco» con un borde a veces moldeado para sostener la mecha), condujeron gradualmente a modelos con un depósito cerrado y un pitorro más pronunciado, fabricados a partir de una matriz bivalva.

Entre los tipos más interesantes se encuentran las llamadas «Firmalampen», denominadas así por la presencia de un sello en relieve en la parte inferior (que indica el nombre del taller), producidas en la zona del valle del Po desde el siglo I d.C. hasta el siglo IV d.C.. El ejemplar conservado en la Biblioteca Casanatense (n.º de inv. 290131 + 290150), gracias al sello «FORTIS», se remonta al taller modenés de L. Aemilius Fortis, activo entre mediados del siglo I y el siglo II d.C.; presenta una máscara, presumiblemente de un niño, en el centro del disco como elemento decorativo.

Otro ejemplar importante de la colección es una linterna (n.º inv. 290132) que puede remontarse al contexto paleocristiano por la presencia en el disco del monograma de Cristo dentro de una corona circular flanqueada por dos palmeras. Gracias a una nota que data de la época de su llegada a la biblioteca, sabemos que fue hallada en el cementerio de Priscila, en la Vía Salaria, en el invierno de 1865 y adquirida en septiembre del mismo año por el padre Gatti, prefecto de la Casanatense.

Entre los siglos II y III d.C. se produce una pérdida de calidad en la producción de las lámparas de aceite, que da lugar a modelos de cuerpo redondeado, con un pitorro que no se distingue claramente de él y decoración de cuentas en la parte superior. Esta producción puede considerarse tardía, ya que está atestiguada hasta principios del siglo V d.C.; dos candiles pertenecientes a la colección de la Biblioteca (n.º inv. 290129, 290130) pueden datarse en estos años.

MATERIALES DE CONTEXTO ETRUSCO

EX VOTO

Ex voto se refiere a la reproducción en terracota u otro material de partes externas u órganos internos del cuerpo humano (pero no sólo), ofrecida como regalo a una divinidad. El regalo acompañaba a una petición de protección o curación por parte del oferente o representaba gratitud «por la gracia recibida». Esta costumbre ha estado muy extendida en muchas culturas desde la antigüedad y continúa hasta nuestros días. Las primeras atestaciones en la zona etrusco-lazio se registran entre finales del siglo V y principios del IV a.C., para terminar a principios del siglo I a.C.

A este ámbito cultural puede adscribirse la pequeña colección que posee la Biblioteca Casanatense, compuesta por 19 ex votos, la mayoría anatómicos. En concreto, se trata de 14 cabezas (n.º de inv. 290114 a 290127), entre femeninas y masculinas, con o sin velo: la representación de figuras sacrificantes con velato capite está estrechamente vinculada al ritus Romanus, mientras que en algunos centros costeros del sur de Etruria persiste la costumbre típicamente griega y etrusca de sacrificar capite abierto (sin velo).

Además, hay una madre sentada amamantando a un recién nacido (n.º inv. 290140), una pierna (n.º inv. 290139) con un pie calzado (la suela de la sandalia está presente; los cordones, hoy ya no visibles, probablemente fueron sobrepintados) y un elemento anatómico (n.º inv. 290128) de difícil interpretación (tal vez una vejiga masculina o un útero prolapsado).

Por último, dos figuras animales de un bóvido y un caballo (n.º de inv. 290137 y 290138), cuya donación tal vez tuviera por objeto pedir a la divinidad la curación de los correspondientes animales domésticos de carne y hueso; consagrarlos a ella; o sustituirlos por los animales reales, más indispensables y costosos, en el rito del sacrificio.

FORMAS VASCULARES

Además de los ex votos, tres formas vasculares pertenecen al contexto etrusco. Las más antiguas son el kantharos (vaso para beber con dos asas altas) y el cáliz (n.º cat. 290143 y 290144), fechables entre finales del s. VII a.C. y mediados del VI a.C., realizados en bucchero, un tipo particular de cerámica trabajada a torno caracterizado por un color negro uniforme (tanto en la superficie como en la mezcla), debido a la materia prima y a la técnica de cocción. Además, la colección incluye un guttus vidriado en negro (n.º inv. 290145), con decoración en la parte superior del disco que representa la cara de un niño. El nombre deriva de gutta (gota), porque el líquido contenido (presumiblemente un ungüento precioso o un perfume caro) se vertía gota a gota.